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jueves, 9 de agosto de 2007

Los conflictos

El primero y el más importante es la falta de dinero, de recursos técnicos y de apoyo institucional.
Esta situación se me hace muy curiosa.
He trabajado en los estudios churubusco Azteca, he estudiado y conocido gente en las escuelas de cine, así mismo en algunas productoras he hecho ciertos trabajos y visto la situación de varias personas desde económica hasta de recursos técnicos y humanos y que tienen contactos con instituciones y empresas; y he visto muchos casos, infinidad, en los que hay gente que quiere dirigir, quiere producir y quiere realizar un largometraje.

Es gente que tiene dinero—algunos nacieron en el seno de una familia adinerada, otros lo han ganado con su trabajo—, tiene equipo—cámaras, luces, equipo e sonido, computadoras para la edición que se han comprado al paso de los años—, conoce a actores—van desde actores reconocidos en el medio hasta actores que aún comienzan pero están dispuestos a trabajar—, tiene facilidades para conseguir pies de película o locaciones o utilería o descuentos fuertes en los distintos departamentos de la producción como arte, efectos especiales, maquillaje, etcétera; y aún así no son capaces de arriesgarse y hacer un largometraje. Pasan los años y sólo se lamentan que no han hecho una película.
Me pregunto yo ¿por qué?

Lo único que se me ocurre es que todos quieren los grandes presupuestos para su opera prima. O están esperando a que alguien los financie con toda la pompa. No lo sé en verdad. Sin embargo muchos de los que he conocido aspiran trabajar en Golibú, en estar en “las big lis”—como ellos dicen—y quieren hacerlo con mucho dinero, actores muy famosos y toda la espectacularidad. Trabajar en México y con bajos recursos lo ven mal, es bajarse de nivel o sería lo mismo que hacer un videohome y eso es humillante.

Empero pasan los años y siguen sin hacer nada, quieren ser descubiertos sin demostrar nada y me ha tocado casos tristes donde después de buscar, hasta años, que su filme se produzca con todo el presupuesto posible tienen que renunciar porque ya su edad es muy avanzada o porque después de tanto tiempo la gente los toma a locos y ni caso les hacen. Sé de uno que se murió después de pelear por diez años en hacer su opera prima, endrogare, perder casa, trabajo y familia sin poder realizarla nunca.

Nosotros no tenemos ni equipo, ni dinero, ni tenemos contactos en ningún lado y aún así nos arriesgamos y ya vamos por nuestro primer largo y buscamos realizar otros más. No es que no queramos tener una buena producción, no es que no anhelemos ser financiados por una caca grande, no es que no busquemos actores famosos ni tener toda la espectacularidad en nuestros proyectos; es que deseamos, por más que nada, contar una historia. Deseamos hacer cine más que ser “descubiertos y llenarnos de dinero”. Lo que nos motiva es nuestro placer de trabajar, de lograr nuestros sueños y hacer el cine que suspiramos hacer.

Si por el momento lo tenemos que hacer de forma más independiente que los independientes; con mínimo presupuesto y enfrentándonos a todos, que así sea. No somos el primer caso y en la historia del cine se ha demostrado que estos proyectos funcionan. Casos como El proyecto de la bruja de Blair que se hizo con 35 mil dólares y recorrió el mundo; La noche de los muertos vivientes de George Romero (o incluso las dos: El día de los muertos vivientes y El amanecer de los muertos vivientes) que se produjo con muy poco dinero, pagando un dólar y una camiseta de recuerdo a los extras y trabajando el crew y los actores de a grapa y por amor al arte; Bad taste de Peter Jackson que se filmó de manera mísera haciendo el maquillaje en la cocina de sus padres o trabajando los fines de semana solamente; El marichi de Roberto Rodríguez que se hizo con 10 mil dólares con amigos como actores y equipo técnico; Eraserhead de David Lynch que tardó hasta cinco años en rodarse ya que se le acababa el dinero e interrumpía todo por meses mientras conseguía lo necesario para continuar; Roger and me de Michael Moore que tuvo que organizar juegos de bingo en su casa para conseguir dinero para la producción; Tetsuo de Shinya Tsukamoto que se hizo con lo mínimo; Meu Destino em Tuas Mãos de José Mojica Marins que puso en hipoteca su casa y perdió dinero de la familia cuando la hizo; y así varios ejemplos de gente trabajadora con talento que quería contar algo y buscó hacerlo a pesar de los conflictos.

Y no sólo eso sino que se demostró con los años su talento, tanto que es hasta inútil contar sus éxitos pero en cambio sus primeros trabajos casi nadie los conoce. Estamos en la misma situación, creemos en lo que hacemos y seguiremos luchando por conseguir nuestro éxito, a diferencia de mucha gente que sólo está ahí lamentando no hacer cine a pesar de que tienen toda la infraestructura, el dinero y los apoyos.