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lunes, 13 de agosto de 2007

Ilustrato Ediciones

Ilustrato producciones también tiene un departamento destinado para publicaciones literarias. Esto ha sido también por el poco apoyo que se ha obtenido en la rama de literatura.
Y es que si bien he escrito algunas novelas, me ha sido difícil y hasta imposible lograr su publicación.
Las he llevado a varias editoriales en el país y he notado que me han rechazado sin sentido. Si las calificaran de mediocres, de mal escritas o con contenidos fuertes los cuales salen del tipo de publicación de la editorial, aceptaría que algo hice mal o que no estamos en el mismo estilo y no objeto nada. Empero me he dado cuenta que ni siquiera las han leído.
Una vez hablé con escritor de ya unas cuatro o cinco publicaciones. Él me conocía de tiempo atrás y sabía que yo había escrito novelas e incluso me había leído y gustaba de mis historias.
Cuando le pregunté por qué no podía recibir respuesta de editoriales y publicar, me dijo: “sencillamente porque no tienes contactos. Necesitas que algún escritor reconocido, te recomiende y que por lo menos te escriba la introducción. Así te será más fácil. De otra forma no podrás hacerlo”. Le pregunté si él podría escribirme la introducción y si bien aceptó hacerlo la objeción dependía de que él sea un escritor analista de teorías educativas y publicaba con la ayuda de una universidad y que lo que yo necesitaba era un escritor de narrativa de ficción.
Hasta la fecha no ha habido un solo escritor que ni siquiera me reciba o me conteste un correo o una llamada.
Y creo que hay una cantidad enorme de escritores jóvenes sin contactos que sólo están ahí esperando el momento de publicar algún día.
Pues bien, Ilustrato producciones tiene en sus proyectos la de ser editorial y publicar a aquellos escritores que nadie reconoce.
Por el momento, las primeras publicaciones están en puerta. Y aunque parezca egoísta de primera instancia, las primeras serán las mías. Por lo menos son las únicas que tenemos en este momento.

Necros.
Escribí esta novela a los 19 años.
Es una historia de literatura juvenil, aunque algo violenta para adolescentes.
El género es dramático y abordo el tema de los vampiros que tanto me agrada. En ese entonces tenía mucha influencia del género del terror—mis escritores eran H.P. Lovecraft, Ramsey Campbell, Clive Barker, Ambrose Bierce, Bram Stoker, entre otros—y mis monstruos favoritos eran los vampiros y me maravillaban los cuentos de inmortales, así como la historia de la edad media, especialmente los puntos religiosos de la edad media.
Así que escribí esta novela con esas referencias.
Necros cuenta la historia de tres vampiros: Lodwick, Ubertino y Tordo. Los tres pertenecen a épocas diferentes. Lodwick proviene desde la irlanda antigua, Ubertino de la Italia de la edad media y Tordo es el más joven, del México contemporáneo, específicamente Coatzacoalcos, Veracruz. Los tres vampiros tienen personalidades distintas: Lodwick es un asesino que mata por venganza, Ubertino es un monje que nació deforme y busca una respuesta religiosa de su existencia y Tordo es un sociópata que busca sentido a su vida.
Quizá suena trivial, lo acepto y es la novela más débil—literariamente hablando—que he escrito y tendría que revisarla y corregirla mucho antes de ser publicada. Tal vez la deje en paz un buen tiempo antes de hacerlo. Sin embargo creo que, a pesar de ser escrita por un joven de 19 años que era primerizo, esta obra tiene algo que ofrecer. Lo que más me gusta de ella es la forma en que abordé el vampirismo. Quise romper reglas y mandé al demonio todo lo referente y conocido sobre vampiros desde Polidori hasta la actualidad. En Necros, el vampirismo es una enfermedad, no se transforman, lo relacionado con la cruz no sirve para matarlos, la luz del sol no los aniquila—sólo los debilita o los va matando poco a poco dependiendo de cuánto tiempo se exponen a la luz (funciona como un cáncer provocado por el sol)—, son inmortales hasta que les destruyen las células cerebrales, no necesitan la sangre para vivir, comen cualquier cosa y sólo dependen de la sangre porque los hace adictos. Si no la beben, no mueren pero sufren el síndrome de abstinencia.
Y lo segundo interesante es que también busqué romper con las reglas de los personajes protagónicos benévolos o el némesis malévolo.
En Necros, Tordo, el protagonista, es un sociópata que no sabe que lo es. Está aburrido, confundido y busca sentido a lo que hace. Y por lo mismo, no mata. Lodwick, es un asesino que ha matado por venganza ya que le asesinaron a toda su familia. Pero interiormente es un niño, alguien bondadoso que ayuda a la gente que le agarda y aesina a los culpables. En la novela, Lodwick busca no estar solo, busca a un amigo y siente que Tordo puede ser él, así que lo está acosando hasta convertirlo en lo que él cree que debería ser: un asesino como él para andar vagando por el mundo. Lo que no sabe es que Tordo es mucho peor que él.
Aquí resumiendo, la ruptura de la regla es que el personaje malo es acosado por el personaje bueno hasta que se tiene que enfrentar al malo. Obviamente lo que parecería ser un final feliz—el personaje protagonista gana y mata a su némesis—no lo es, ya que el verdaderamente malo de la historia gana y a partir de ahí andará rolando por el mundo un sociópata vampiro.
Ja.
Me pareció buena cuando era adolescente.


El último hombre bueno.
Esta la escribí entre los 23 y 24 años. Está mejor escrita y ya es un tanto más seria, sin embargo aún se nota inmadura—literariamente hablando—.
La historia es sencilla: Carrasco es un policía mediocre y humillado por todos y tiene el caso de encontrara un asesino serial. Se sitúa en un futuro cercano donde la bondad ya no existe y todos son unos hijos de la chingada, tanto que el mismo asesino se queda corto.
En el tiempo en que la escribí estaba muy de moda los asesinos seriales y estaba muy influenciado por ellos, leía mucho sobre el tema, que fue desde libros criminalísticos hasta análisis psiquiátricos. Me entrevisté con psiquiatras, psicólogos y estudiosos del tema.
Y después se me ocurrió escribir esta novela. Recuerdo que vi películas como Seven o El silencio de los inocentes y se me hacían buenas pero sentía que les faltaba algo de violencia. Algo de crueldad humana, no en el asesino si no en los que estaban alrededor del asesino, y escribí esta novela que fue mi respuesta a esas historias.
Lo que más me gusta de El último hombre bueno es que al asesino en realidad no lo es, ya que sus víctimas nunca mueren, sino que las tortura por mucho tiempo, incluso por años, y las atrofia tanto que les destruye el cuerpo y la mente dejándolos en estado vegetativo sin ver, sin oír, sin moverse, sin hablar, sin oler, sin degustar, únicamente les mantiene el tacto para que cada vez que alguien les roce la piel—por accidente o con intención—les provoque—de manera conductista—revivir toda la tortura por lo que su mente queda hecha pomada.
Y la razón por la cual el asesino hace lo que hace es lo más chistoso y ridículo: lo hace por amor.


K.
Esta novela es la mejor, ya que posee una mejor narrativa y un mejor tratado del tema.
La escribí aproximadamente a los 27 años. Y me agrada por sobre las anteriores.
Trata de lo siguiente: En Praga, en el año del 1922, hay una serie de asesinatos. Las víctimas son maestros de ciencias exactas de la universidad de Praga. La justicia, representada en tres detectives, halla una pista que le hace creer que Franz Kafka está envuelto en el crimen por lo que es el principal sospechoso.
Kafka, a su vez, siendo castigado y considerado culpable por la ley, es arrestado como lo es Joseph K. en El Proceso. Un día recibe la visita de Milena, una joven y valiente periodista que convence a Franz de investigar por sí mismos lo que está pasando. Poco a poco indagan el asesinato de maestros y van descubriendo que las pistas del crimen no es otra cosa que teorías matemáticas y de física cuántica.
Es una historia más compleja y con toques más profundos: análisis que van desde estudios matemáticos y de física cuánticas hasta la literatura kafkiana pasando por la religión judía.
Para llegar a eso tuve que refinarme vida y obra de Kafka; estudiar las teorías contemporáneas de la ciencia que van desde la teoría de las cuerdas, los fractales, los agujeros negros hasta la teoría cuántica unificada; revisar la vida judía en Praga en el año del 1922 y varios libros de psicología y psiquiatría para encontrar la información necesaria a lo que deseaba narrar en la obra.
Estoy satisfecho con la novela y así mismo lo están unos pocos de lectores que me incitan a publicarla.


Insectos.
Es la más reciente y la que todavía está en proceso de ser terminada. Apenas llevaré escrita una cuarta parte pero la encuentro más madura que K. y de un tema radicalmente diferente a las anteriores.
Insectos es una historia de amor entre dos perdedores: él es un mago frustrado que ha perdido sus habilidades y se ha dejado caer en la depresión y soledad. Y ella es una japonesa esquizofrénica, una escritora fracasada que nunca ha sido amada.
Lo que me motivó a escribir esta obra es la relación amorosa entre dos personas que tiene todo para perder. Dos jóvenes rechazados que son prácticamente seres invisibles en la sociedad, son dos insectos que no tienen oportunidad alguna de amar e Insectos es la respuesta de cómo diablos pueden juntarse los dos.
Es una historia depresiva, angustiante y severamente triste en un mundo sórdido, anodino, banal y “cool” como en el que vivimos.
Así mismo es una adaptación literaria de un guión cinematográfico homónimo que deseamos producir próximamente.

Los ojos tiernos de la casa Strudëntr
Hace algunos años cuando cursaba la universidad escribí un cuento, inspirado en la literatura kafkiana, llamado El escudo de Palas, donde hablo de una civilización extraña, remota y desconocida para la humanidad ya que se desarrolló en un punto recóndito del globo terráqueo y se destruyó sin ser conocida a nivel mundial. Por lo mismo creé la cultura, el régimen pólítico, avances científicos y demás reglas y orden social que van desde ilógico, extraño y surrealista, y me encantó. Me agradó tanto que dio paso a otro cuento más largo llamado Nada que apelar la cual lo menciono de género terror-burocrático. Y dio oportunidad de crear más reglas, en este caso en el sentido burocrático, o sea del sistema institucional y gubernamental, lo que le inspiró terror a la historia.
Posteriormente, al agradarme la creación de una cultura nueva, tomé los dos cuentos, incoherentes entre sí ya que se desarrollaban en distintos tiempos cada uno y formulé la unión de ambos--con siglos de diferencia. En esta unión escribí toda una mitología así como Lovecraft escribió sobre Los mitos de Cthulhu y dio origen al universo de Palas el cual existe en varios cuentos más, guiones de cine y actualmente escribo al unísono con Insectos la novela Los ojos tiernos de la casa Strudëntr, cuya historia es la siguiente: la casa Strudëntr es el orfanato más importante de Palas, en ella viven los niños abandonados, perdidos, de familias problemáticas y huérfanos. Está regida por Ëgroret Strudëntr, hombre culto, adinerado, altruista e importante de la comunidad el cual es muy querido y respetado que tiene a su cargo a más de 150 infantes y ha visto crecer a un aproximado de 4500 en los 30 años que lleva haciéndose caso del orfelinato. Un día sufre una humillación a manos de Krúgërt Trasske--el ser más despiadado y odiado en el reino--, lo que lo lleva a la muerte de una forma denigrante y dolorosa. Los ojos tiernos de la casa Strudëntr narra la decisión de once niños de vengar a su padre adoptivo. Es una novela cruel, surrealista, extraña y fantástica. Y me ha dado la oportunidad de crear una cultura aún más profunda con ocasión de explayarme y profundizar todavía más; por lo que he creado movimientos artísticos, fetichismo sexuales, historia del país, modismos y cronología del idioma, asesinos en serie, tipos de tortura, historia teatral, estudios alienistas, inventos científicos, y demás cultura palanesa, que incluso me ha dado ideas para otras historias. Pero por ahora ésta es la primera novela que daré a conocer y por la cual estoy muy orgulloso.