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jueves, 9 de agosto de 2007

La Cosida

Actualmente estamos, como productora independiente, en preparación de realizar el largometraje La Cosida, sobre una leyenda de un fantasma en Pátzcuaro. Se dice que es una mujer que fue linchada: le cosieron la boca y los ojos porque se afirmaba que con sólo ver y decir unos conjuros podía asesinar a la gente. La cosieron y después la mataron, desde entonces se aparece por los pueblos aledaños a Pátzcuaro y se dice que si la ves edbes quitarle los hilos apra que descanse su alma porque si no ella te cose y te mata.

En México la cultura de los fantasmas es más bien basta. Los hay desde "La Llorona" (cuyos orígenes se remontan hasta el Imperio Azteca), pasando por leyendas incontables sobre la Colonia alrededor de toda la nación, así como espectros religiosos por la Guerra de los cristeros, fantasmas por la provincia relacionada con la revolución, hasta ánimas varias por diferentes motivos como fallecidos en hospitales, asesinados por distintos crímenes, etcétera.

De leyendas se conocen La Llorona, La Mano cortada, El Ahorcado, La Quemada, La Dama enlutada, El callejón del beso, La Novia o La planchada. En la literatura, por ejemplo, la obra más representativa de México es Pedro Páramo de Juan Rulfo y precisamente es sobre fantasmas.

Pero fatalmente hay muy escasas cintas sobre el género. Se realizaron principalmente a partir de los 40´s hasta los 60´s filmes inspirados en la leyenda de "La Llorona" (el espectro más famoso de todo el país), de las cuales las más conocidas son La herencia de la llorona en 1947 de Mauricio Magdaleno, La llorona de René Cardona en 1958 y La maldición de la llorona de Rafael Baledón en 1963.

Sobre otros fantasmas se conocen El fantasma del convento en 1934, de Fernando de Fuentes, sobre tres amigos que se pierden en una tormenta y al buscar refugio hallan un convento el cual está lleno de espectros religiosos. El fantasma de la medianoche en 1940 de Raphael J. Sevilla y El Fantasma de la casa roja de Miguel M. Delgado en 1956 sobre el fantasma de un millonario que observa a sus herederos asesinarse por su fortuna.

Posteriormente el director que más filmó historias relacionadas al tema es Carlos Enrique Taboada con cintas como Más negro que la noche (1975), acerca de unas chicas que se van a vivir a una casona que una de ellas heredó de una tía. Dicha tía tenía un gato que por odio de una de las chicas lo mataron. Tiempo después la tía espectral regresa para vengarse. Hasta el viento tiene miedo (1968), sobre unas colegialas que son testigos del fantasmas de una estudiante que el año anterior se había suicidado por culpa de la directora y busca venganza y El libro de piedra (1969) sobre una niña que vive en una casa con un jardín muy grande donde hay una estatua de un niño al que parece fue un brujo y en las noches cobra vida para jugar con la niña y asustar a su institutriz.

Y es especialmente Taboada quien se le ubica como un director de género en el país, ya que fue el que más cintas filmó de terror, abordando otros temas, no sólo de fantasmas. Subsiguientemente se conoce a Guillermo Del toro como un director del género del terror, y aunque ya no filme en México y sus cintas sean ya de producción extranjera todavía se le tiene como un director nacional. Empero la única cinta de fantasmas que ha rodado hasta la fecha es El espinazo del diablo en el 2001.

Así pues como no hay mucho cine sobre el tema en México, la cinta La cosida está inspirada en la leyenda de "La Cosida" que tiene sus orígenes en Michoacán y se muestra como una cinta original ya que es la primera vez que se retomará el mito para un filme.

No obstante a pesar de que los orígenes del mito de "La Cosida" tienen sus bases en la brujería (a Esperanza Trejo se le conocía como la bruja del pueblo, una vez muerta resurgió en la comunidad como un fantasma, más que como una bruja.

También puedo mencionar que las cintas que se hacen de fantasmas en lo que es occidente todos tienen la referencia gringa, teniendo como ejemplo: Los Otros de Alejandro Amenábar en el 2001, El Sexto Sentido de M. Night Shyamalan en 1999, Cuentos de fantasmas en 1981 de John Irvin”, entre otros. Empero a diferencia de los cineastas mexicanos que desean copiar la fórmula gringa, nosotros en La Cosida tomamos las bases cinematográficas de cintas principalmente niponas. Esto es, La Cosida tiene más similitud cinematográfica a cintas japonesas que a americanas –y con esto me refiero a América como continente, no como país estadounidense-: cintas ahora famosas como la serie de cuatro filmes y películas para televisión de Ringu de Koji Suzuki conocidas en México como El círculo; la filmografía de cinco películas (cuatro realizadas en Japón y una en co-producción con Estados Unidos) de Ju-on de Takashi Shimizu quien actualmente está preparando dos filmes más relacionados con esta serie, una en Japón, y otra más con Estados Unidos; Kourei (2000) y Kairo (2001) de Kiyoshi Kurosawa; Llamada perdida de Takashi Miike en el 2003; hasta El Ojo de los hermanos Pang en el 2002, pasando por Rashomon de Akira Kurosawa en 1950. O las clásicas cintas de terror japonés sobre fantasmas desde la segunda mitad del siglo pasado, Kwaidan (1964) de Masaki Kobayashi o El gato negro en 1968 de Kaneto Shindo, ambas cintas clásicas de terror japonés.

Y esta inspiración cinematográfica es por esa víctima-victimización del papel de la mujer como entidad fantasmal. Esperanza Trejo no es el fantasma de la historia por casualidad, sino es porque fue una víctima real en la historia del municipio de Pátzcuaro que buscó una venganza sobrenatural. En las cintas ya mencionadas no hay un solo fantasma masculino (salvo por un niño con rasgos femeninos en Ju-on), no es parte de la costumbre nipona. Siempre es la mujer la que tiene la fuerza suficiente para generar una “entidad” malvada que prevalezca sobre el tiempo.

Por la misma razón deseo usar y mostrar ese tipo de “miedo” japonés en vez de los “sustos cinematográficos” para crear el miedo, música o sonido muy alto creados para dar saltos al espectador y con el uso de los efectos visuales para desarrollar imágenes más “espeluznantes”, pero dejando de lado la historia sin darse cuenta que es el drama lo que da meido, no las imágenes.

Un ejemplo de lo que deseamos hacer se puede apreciar en las páginas del storyboard que está en proceso de terminarse.