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jueves, 9 de agosto de 2007

Locaciones

Hubo muy variadas, contamos con mucha ayuda de la comunidad para poder hacer la película. Y fue valioso utilizar las bellezas naturales—y otras no tan naturales—para poder mostrarlas en la cinta. Utilizamos desde la carretera a Sanabria a unos cuantos kilómetros de la salida de Pátzcuaro, hasta la iglesia de Tzintzuntzan.
También rodamos en el cementerio de la Cruz cerca del humilladero en Pátzcuaro, en el hospital Gabriel García, en el hotel Apo-Pau, en la hacienda de la Cruz donde principalmente hicimos casi toda la película. Así como el Bar el Sótano, y calles varias de Pátzcuaro.
Fue una experiencia agradable y difícil.


En la hacienda de la Cruz, cuyo dueño José Luis Álvarez, se prestó a otorgar su casa con gusto de ayudar a gente que busca cambiar las cosas y luchar por lo que cree. Fueron casi tres semanas de permanecer ahí diariamente rodando escenas complicadas, difíciles y exhaustas. Sin embargo no se mostró molesto y siempre nos apoyó en lo que necesitáramos incluso con los problemas que conllevaba tener un grupo indigenista armado cerca.

En esta hacienda traté de retratar todos y cada uno de los espacios tomando su belleza como parte de la misma historia. Y aún así tuve que dejar fuera algunas partes. Lo que sí puedo decir de ello es que todos disfrutamos estar ahí.

En Tzintzuntzan fotografiamos el patio de los olivos y la iglesia. La misma iglesia que se filmó en la película de Estigma, y con razón puesto que es una gran iglesia de belleza incomparable. Así mismo su parque de olivos que es un centro turístico muy importante de la región.


En Pátzcuaro utilizamos varios puntos, pasamos por el cementerio de la cruz donde tiramos dos días realizando tres escenas en él; calles varias principalmente en la noche en la llegada del protagonista y sólo pasando por ahí; el hospital Gabriel García, cuyos trabajadores se mostraron muy amables y cordiales con nosotros.
Todo lo que podían prestar lo otorgaban sin dudar y con mucho gusto, cosa que siempre se les estará agradecidos. También usamos de Pátzcuaro el hotel Apo-Pau, cuyas dueñas nos prestaron no sólo las locaciones sino que permitieron que el equipo actoral y técnico de la producción utilizara sus cuartos para hospedaje y el restaurantes para las comidas. Préstamos que bien sabíamos significaba un sacrificio para ella y aún así accedieron con mucho gusto por lo que se le está eternamente agradecido, esperando algún día pagar el favor. El Bar el sótano también prestó locaciones así como el antiguo Restaurante El Gordo de la familia Servín. En fin, pudimos usar espacios sin ningún problema, y con agrado los mostramos en la película.